Estaré ausente por un tiempo, les dejo mi cariño y aprecio.
Agradezco su presencia y afecto, sin ustedes, esto no tedría razón de ser.
¿POR QUÉ ESCRIBO?
Escribo porque mi alma acongojada quiere gritar aquello que calla el espíritu abandonado, volátil humareda que quiere evaporarse en un espacio de llamas apagadas. Soy sueño de un amor que despertó a la vida a través de la experiencia.
No se piensa en el mañana, se cree en la eternidad inconclusa de la vida...
Todo o nada, naufragando en inseguridades, en viajes interminables acompañados de incertidumbres que visten el destino, guiados por seres invisibles (celestiales o malignos) que ofrecen oscuridad o luz.
Todo es pasajero, nada perdura ni siquiera en la memoria porque hasta su territorio llega el monstruo del olvido. Amnésica moriré, entonces me pregunto para que vivo? Tal vez quiero dejar huella de una realidad absurda, ser guerrera incansable de ayeres y mañanas hasta vislumbrar y disfrutar el punto de llegada que es: hoy...
Ya partí, sólo debo arribar, aunque a veces creo que jamás lo lograré y que sólo podré observar de lejos la tierra prometida como le sucedió a Moisés después de 40 años.
Cuántos más me llevarán a mí? Y tal vez ni siquiera la pueda ver; aunque la vida se me escape, no detendré la marcha hacia la meta, el objetivo esta en la mira y no pararé, no hoy...
La tarea de vivir, no es fácil, pero mientras pueda sembraré hasta cultivar en tierra fértil mis sueños y deseos, que se hacen realidad día a día y en este anochecer de noviembre se asoman de reojo…
Escribir, no es casualidad, es un don, un talento que me ha regalado Dios y que debido a las circunstancias de mi vida he ido desarrollando y descubriendo día a día, entre lágrimas y risas, entre susurros y besos, entre dolor y gozo. Este camino de la literatura y en especial de la poesía, es largo y nunca terminaré de aprender.
En la intimidad del amor escribo sobre la piel, sobre la pasión y el placer, desvisto las palabras que plasmo en versos a través de los susurros, cuando el erotismo abre paso al éxtasis, donde otros no se atreven y aún se sonrojan y censuran.
Mis poemas recogen vivencias, son versos que no esconden, desnudan a la mujer que soy, que siente, desea, vive y sueña, a la enamorada del amor desde siempre y a quién el mismo amor le ha regalado vida y desencanto como a todos.
Mis palabras, son un canto al sentir, a la caricia, al beso, a la sexualidad humana entre dos, a la entrega de la piel en la intimidad, donde hombre y mujer siendo singulares e individuales se hacen una sola carne como Dios mandó.
Estos poemas surgen de experiencias, realidades y fantasías que se hacen verso cuando la piel se despierta con deseos de una caricia y un beso, en medio de la mañana, la tarde o la noche, porque para amar no hay horario, ni edad, ni condición, ni tiempo.
Mi poesía, enaltece al hombre, como amante, como compañero, como cómplice, como hombre, es un canto a la mujer como un todo, única, desinhibida, poseedora del encanto y los misterios de la seducción, un canto a la Venus que todas llevamos dentro…