
Nacieron de las manos algas:
enredada en ti,
con las hojas del mundo
abarqué tu hambre,
hasta quedar exhausta
en la raíz de tu pecado.
Tus dedos despeinaron el silencio
de mi boca jadeante entre tus piernas.
En las letras me desnudo, hay días en que soy poeta, entonces las palabras se descalzan y caminan por la orilla del viento hasta abarcar el mundo. ©